Carolina Losada lanzó su campaña con una confusa afirmación: “Yo no voy a ser la gobernadora de los Narcos”. La frase parece dirigida a sus adversarios de las PASO, más que a sus eventuales rivales en las generales, si las ganara.
Es curioso: Losada repite el método que aplicaron y aplican los propios narcos en Rosario. En dos de las últimas balaceras en Rosario y Granadero Baigorria, dejaron mensajes contra dos de los dirigentes opositores más importantes de la política santafesina: Maximiliano Pullaro y Pablo Javkin. Ambos son acusados de “Narcos” sin que sobre ellos exista ninguna denuncia, ni mención en causa judiciales.
La “ejecución” de condenas públicas sin antecedentes penales ni elementos sustanciales no es nueva: Hermes Binner y Antonio Bonfatti sufrieron acusaciones similares y operaciones mediáticas que, en todos los casos, una vez que intervino la justicia, quedaron definitivamente descartadas.
A Bonfatti le balearon la casa y las balas rozaron su cabeza y la de su esposa. Después “Los Monos” le plantaron una foto, como quedó judicialmente probado, en una confesión de la mujer del “Guille” Cantero, a su marido, en una conversación telefónica.
A Binner le inventaron que su hermano había “vendido a dos bebes recién nacidos”, y nunca probaron si quiera, que hubieran nacido. Este periodista probó que eso finalmente ni siquiera ocurrió.
A Pullaro, ministro de Lifschitz, lo acusaron de ser “cómplice” de un policía vinculado a los Narcos. La “Prueba” es una conversación telefónica, tomada de manera ilegal, en la que hablan de asuntos vinculados a la gestión: entonces Pullaro era ministro y el policía, estaba en funciones. Pullaro se presentó espontáneamente ante la justicia y renunció a sus fueros legislativos para ser investigado: nunca encontraron un elemento que los vinculara más allá de la relación superior- inferior, que mantuvieron durante la gestión ministerial. No hay sobre Pullaro, acusación alguna.
A ninguno de los funcionarios de los gobiernos del ex Frente Progresista de Santa Fe, a ninguno, los encontraron NUNCA, ni siquiera sospechosos de vínculos directos con los narcos.
No hay causa alguna, con la excepción del luego detenido y condenado Jefe policial Hugo Tognoli- que no era funcionario político- en la que los hechos le hayan dado la derecha a las mentiras que circulan. En boca de los adversarios, claro, pero curiosamente- como ahora Losada y en su momento el ex intendente de Santa Fe, José Corral- también en boca de los miembros de las coaliciones que comparten objetivos de gobierno con los nombres que se esfuerzan en ensuciar, sin ningun respaldo probatorio.
No hay una sola causa por enriquecimiento ilícito de ninguno de los «sospechados» por frases como las que lanza Losada.
Entonces, como en aquella sesión de la Cámara de Diputados de la Nación, donde el dirigente Kirchnerista Andrés “Cuervo” Larroque, acuñó en una sesión de la Cámara de Diputados de la Nació, la frase “Narcosocialistas”, mientras a su lado lo ovacionaba el (ahora) ministro Agustín Rossi, la muletilla sigue instalada en boca de militantes y dirigentes del peronismo, y usada de manera graciosa por dirigentes de la propia coalición opositora.
Losada, seguramente aconsejada por los publicistas, está repitiendo las mismas prácticas de aquellos de los que se pretende diferenciar, o a los que dice que “viene a terminar”. Y repite frases que no sólo la emparentan con el kirchnerismo, sino que lima la imagen de sus propios compañeros de fuerza, que sufren como toda la política un desgaste social muy fuerte. Aquí vale recordarle a Losada, la frase de Goebbels: «Una mentira adecuadamente repetida mil veces, se convierte en realidad». ¿Cuál es la lógica de la «nueva política» que pretende instalar Losada, si mientras promete no mentir, lo primero que hace es repetir una mentira?
Mentir, es en principio, una acción de deshonestidad. Y Losada no empieza bien, si empieza mintiendo o haciéndose eco de las mentiras que le susurran sus colaboradores.
Para que empiece a conocer la realidad de una provincia en la que no vive, y a la que promete venir a vivir, sólo en caso de resultar electa gobernadora, Losada debería recorrer cada una de las mentiras que funcionaron como mecanismo falso con impacto fuerte de desgaste en las principales figuras del FPCYS en su momento, que son sus prropios compañeros de coalición en el nuevo Frente de Frentes, que ahora se llama UPCS.
Volver sobre las invenciones y las mentiras montadas por el Kirchnerismo y utilizadas hasta el hartazgo por el ahora gobernador Perotti en la campaña de “La Paz y el Orden”, no solo constituye una acción maliciosa y deshonesta, sino que la iguala con Larroque, Rossi y el propio Perotti.
Acusar a los adversarios internos de tener “vínculos con del delito”, es repetir la fórmula que le devolvió el poder santafesino al peronismo.
Si Losada o su compañero de fórmula, saben algo que los santafesinos no sabemos, deberían primero, denunciarlo en sede judicial; y en segundo lugar, no deberían formar parte de la misma estructura electoral.
Si Losada pierde las internas, un asunto bastante probable, tendrá la obligación de compartir con ellos la responsabilidad de gobernar.
Admitir que se tiene solo dos años de experiencia política, reconocer que no vive en la provincia que aspira a gobernar, y encima, “bajar” con descalificaciones que no tienen correlato probado en los hechos, a pocos meses de unas elecciones que parecen enterrar las chances del PJ para continuar en los gobiernos, resulta peligroso.
Losada debe saber que TODOS los dirigentes que se encuentran detenidos, imputados o procesados por acciones ilícitas, ligadas o no al narcotráfico, en Santa Fe, pertenecen al Peronismo.
Y finalmente, tenerle respeto a la historia reciente de Santa Fe: sus adversarios en las PASO, fueron dirigentes que por cumplir sus funciones- desarmar, detener y condenar a las bandas narcos, sin ninguna colaboración federal- sufrieron amenazas y atentados.
Bajar desde Palermo, y hacer acusaciones confusas y maliciosas, no colabora en nada. Sólo le otorga ventajas a aquellos que están gobernando a la provincia, y permitieron que las cárceles, por ejemplo, se convirtieran en lugares dominados por las estructuras narcos, desde donde ejecutan el plan más sangriento que recuerde la historia de la provincia de Santa Fe.
La ligereza de la precandidata asusta: insiste y aplica la lógica inmortal de la propaganda nazi: “Miente, miente, que algo queda”