No soy un tipo sencillo, para nada. No acepto los límites que muchos colegas o por necesidad o por obligación, aceptan. No acepto, por ejemplo que un operador político pida la cabeza de un periodista. Y tampoco acepto que gente que se ha portado bien conmigo, pague las consecuencias de mis acciones cuando los perjudican o lo comprometen.
Desde hoy, dejo de conducir Sin Querer Queriendo. Es una decisión personal. La tomo en un contexto, y en el marco de una circunstancia sobre la que no me explayaré. Sólo digo : cuando alguien está tan desesperado y condiciona a un medio libre e independiente, por lo que un periodista opina… Salvemos al medio, que el periodista si es bueno- y yo estoy seguro de serlo- más temprano que tarde conseguirá donde trabajar.
Tengo un problema serio: soy honesto y digo lo que pienso. Eso, en esta sociedad repleta de acuerdos e intereses, es un problema. Cuando la gente sobre la que escribís u opinas, cuando los tipos sobre los que hablás y contás, se sienten incomodados por tus opiniones, el problema es mucho más serio: los tipos son capaces de cualquier cosa cuando se trata de pelear el poder. Y entonces van y joden donde saben que te pueden joder. Y eso hicieron.
Lamentablemente, y a esto lo escribí en mi libro «Razones y Sensaciones par sentarse a escribir», la libertad de expresión tiene buena prensa, pero baja calidad de protección. Los gremios, particularmente el de prensa, suele elegir a quien proteger, por quien protestar, de acuerdo a la línea de pensamiento del que debe recibir protección. Si coincidis con ellos, bien. Sino, no pasa nada. Y así, la libertad de expresión es mucho menos importante que un acuerdo salarial. Y así nos va. En esa banda no me cuenten. Fui dos años Sub-Secretario de Comunicación Social del gobierno de Santa Fe, y no recuerdo haber llamado nunca, ni haber recibido el pedido de ningún superior , para pedir por la cabeza de un colega. Nunca lo hice, nunca lo haré. Y en eso, radica mi diferencia y mi autoridad sobre el tema.
Tengo una denuncia que no puedo hacerla en AIRE, y respeto la decisión del medio, libre de decidir lo que quiera. De la misma manera me siento libre de irme. Un viejo adagio asegura que «lo que no se puede comprar, tampoco se puede vender». Y yo elegí estar en ese lugar, a pesar de las consecuencias que, seguramente, venderán.
El diputado provincial Roberto Mirabella no paró de presionar por mis opiniones. Y yo me voy antes de que Aire de Santa Fe deba elegir entre sus presiones y mis opiniones. No le voy a dar el gusto a Mirabella de que me echen por él. Pero que quede claro: el diputado, mano derecha de Omar Perotti, persigue a los periodistas que opinamos distinto. Y entonces… Ojalá que no tenga poder, porque si esto lo hace en una campaña, imagínate manejando el Estado. Paz y Orden, ya lo dijeron.
Los periodistas tenemos este asunto de la incompatibilidad de nuestras ideas con los límites de los medios. Y entonces, como siempre digo, lo mejor es ir hacia la emancipación. Hacia puntos desde donde podamos decir, sin molestar al que honestamente trabaja para generar trabajo. Aire de Santa Fe es un ejemplo a seguir. Cuando se quiere, y se tiene talento y empuje, se puede. Eso me lo llevo como aprendizaje definitivo. Hacia allá iré, no se cuando. Pero iré. Cuando me levante, una vez más de la sensación de soledad que dejan estas decisiones.
No me rindo, no me callo, no me dejaré callar por nada ni por nadie. No acepto ni aceptaré pactos con quienes no se me antoja pactar. No le doy la mano a quienes no respeto, ni me siento en su mesa. Así fui siempre, así soy, y lamentablemente, así seré. Peco por decir lo que de verdad pienso. Y no me resigno a creer que nuestra tarea esté limitada por lo que se le ocurra a un político escuálido de ideas y valores. Detrás de él, sus socios: el desesperado intendente, y el hermano de Agustín Rossi. No podrán callarme nunca. Ni los Corrales, ni los Perottis, ni los Rossis. Ni ninguno que lleve banderas con consignas heroicas, pero que son capaces de olvidar los crímenes, a cambio de un carguito futuro.
Ya lo hicieron, cuando eran Kirchneristas, hace cuatro años mandandome a la Afip a Canal 13, mientras hacía mi programa en vivo. Hoy lo hacen, presionando al medio donde trabajo. Eso entierra cualquier dignidad, precisamente porque la dignidad es esa que se sostiene cuando no nos rendimos a la vanidad, ni a los pequeños objetivos. Seguir diciendo lo que pensamos es un valor. Y me importa un carajo a que ideología respondan esas ideas. Eso es lo principal a proteger, si queremos ser una sociedad libre de verdad.
Le quiero agradecer profundamente a Luis Mino por la oportunidad que me dió en estos 17 meses de trabajo. Aire de Santa Fe es un medio extraordinario, con una potencialidad aún más extraordinaria que se sustenta básicamente en su fervor, en su calentura constante por crecer y en su sana ambición por convertir a su medio, en un medio muy grande. Ya lo es, pero mucho más grande lo será en el futuro.
Les quiero agradecer a todos y cada uno de los compañeros con los que tuve la suerte de trabajar. A mis dos compinches importados en la aventura: La Pechu Romina Mazzola y mi amigo Matias Acanfora Greco. A todos los demás, muchas gracias por integrarme, por apoyarme y por tratarme como me gusta que me traten: como a uno más.
Allí va mi abrazo a todos ellos, y especialmente para Cecilia Agüero, mi reencontrado (tras dura batalla personal) Maxi Duffort, Roberto Calvi, Cachete Del Pato, mi colega respetabilisimo José Graells y ese especie de duende carismático que se llama Adriel Driussi, a quien le predigo un futuro personal muy grande, en lugares muy grandes. Va también mi abrazo para mis queridos amigos Gustavo Borsatto y Seba Castillo, a quienes quiero y fueron mi puerta de regreso al aire.
Y a todos los demás, a todos. GRACIAS
Asi que chau, Aire de Santa Fe. GRACIAS TOTALES por haberme recibido, y por haberme permitido trabajar con libertad durante todos estos meses. Ahora, me toca a mi encontrar por donde seguir. Y ya aprendí que mañana sale el sol, y que siempre, siempre, cuando somos buena gente y capaces, encontraremos desde donde seguir diciendo.





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