
El 2020 será recuerdo en pocas horas. Un muy mal recuerdo. Y cuando hagamos el racconto de lo que nos ocurrió en estos doce meses, sin lugar a dudas, pondremos entre las principales pérdidas, a la muerte de Hermes Binner. La pena se agranda, cuando observamos que quienes deben proteger como el tesoro que es su legado, repiten los caminos del extravío de las ambiciones personales, la cerrazón inoportuna y la distracción frente al secuestro de las ilusiones públicas.
“Queremos cambiar la cultura política marcada por el divisionismo y por armar algo seguro para un grupo pequeño que piensa igual”, decía Binner en sus últimas apariciones públicas. La muerte de los grandes hombres, le ofrece dos oportunidades a quienes dicen continuar su tarea: o la continúan, o solamente enarbolan su figura para acomodar la realidad a sus propias necesidades.
La salud del Frente progresista, o como se le quiera llamar, es el objeto de esta nota. Y no sólo porque se trate de discutir un escenario electoral, sino porque la realidad nos ofrece- particularmente en la Provincia de Santa Fe- postales del retorno a los lodazales del saqueo al Estado, del ajuste sobre los trabajadores y la pérdida de derechos elementales que las gestiones anteriores habían solidificado para beneficio de las mayorías.
Las causas de la derrota del año 2019, parecen no haberse saldado: La soberbia de quienes siguen señalando al otro, en lugar de asumir que todos fueron responsables sigue siendo una obstrucción que dispara reproches e internismos innecesarios.
Los socialistas, los radicales, los viejos dirigentes, los jóvenes militantes y cada uno de los integrantes de la coalición que gobernó 12 años la provincia, TODOS, cargan con una alícuota de responsabilidad por aquella derrota. Y todos, además, deben asumir que dejar el poder no necesariamente es la consecuencia de cada error que se cometió, sino también de la voluntad de la ciudadanía, que encontró en otra propuesta, una alternativa al natural desgaste de tres mandatos.
Nadie es el único culpable de aquello, nadie. Y tampoco nadie es inocente.
Todos tienen ahora la obligación de saldar sus asuntos menores, purgar sus discursos desfasados con la realidad política, y aportar con generosidad y humildad, a una propuesta que se amplíe y que garantice, un rápido retorno a las políticas públicas que estaban modificando las condiciones de desigualdad de la mayoría de los y las santafesinas.
Escuchar a los militantes hablar de internas es ofensivo. Habla de la descomposición de los objetivos que se trazaron en los planes estratégicos, y repite una lógica de distracción sobre los asuntos más importantes que deben tenerse hoy.
La única discusión posible hoy, es cómo se defiende a los docentes, a los enfermeros, a los trabajadores. Cómo se recuperan las instancias sociales que se amalgamaban en los planes ABRE, Volver a Estudiar y Nueva oportunidad.
La única acción urgente es seguir estudiando, seguir formando cuadros políticos y técnicos que sean capaces de componer equipos para atender a una realidad que cada día se vuelve más compleja y más desconocida.
Se necesita conocimiento, no discurso. Se necesita formación, no reiteración de consignas que ya no encajan con los dilemas del presente.
No hay espacio para la estupidez. Regalar ese espacio, es regalar el tiempo.
La única discusión posible hoy es cómo se modifica la realidad. Desde el barrio, desde las ciudades, desde los departamentos y si, desde el Estado Provincial.
Esa discusión debe atender, con urgencia, los intentos privatistas de una gestión que avanza sobre el sistema público de salud, que se lleva puestos los avances que se realizaron en materia de energía, en transparencia institucional y en el abordaje de los niveles de pobreza y marginalidad que acucian a las principales ciudades de la provincia.
La urgencia debe estar puesta en el desarrollo de un plan de seguridad que mejore lo realizado, y que remita este desastre de abandono que hizo el Estado en los últimos 12 meses, sobre las calles y los barrios de Rosario y Santa Fe.
A los principales dirigentes, a los referentes, les cabe la mayor responsabilidad: tener gestos que apunten a la unidad y a la contención de todos los sectores políticos que estén dispuestos a compartir esa responsabilidad.
A los militantes, les cabe también la mesura y la responsabilidad de entender que corren tiempos de apertura y madurez.
Los dirigentes no pueden especular con sus suertes personales, ni medir los pasos de acuerdo a los niveles de riesgo que esos supongan en encuestas y/o consejos de especialistas en Marketing Político.
A los militantes, la razonabilidad. No se trata de consolar emociones, se trata de construir una alternativa que incluya a más santafesinos y que garantice el cumplimiento de los objetivos de gobierno. No de saciar discursos, ni de correrse por izquierda en las redes sociales.
Es brutal que a pocos meses de la muerte de Binner, su figura haya sido enterrada en la incomodidad de los comportamientos individualistas y en la persistencia de la idea de que los únicos responsables son los otros.
Si de verdad importa la realidad de Santa Fe, si de verdad se pretende una mínima luz de esperanza en medio de tanta oscuridad, lo que cabe es esforzarse. Dejar de esperar del otro el gesto que no son capaces de hacer.
Viene tiempos duros, donde es imprescindible recuperar los discursos de Hermes Binner en los seminarios, en los encuentros partidarios, en las conversaciones de la coalición. Con la misma atención con la que se lo escucha a Alfonsín.
Vienen tiempos en los que conviene revisar, la amplitud que tuvieron Binner hace 20 años, para la construcción del Frente, y la tolerancia sobre el que pensaba diferente, de Alfonsín, para evitar quiebres institucionales que podian no tener retorno.
No se trata de definir el modelo de país, se trata de recuperar lo que se estaba construyendo. Y se trata de devolverle valor a la política. Que la sociedad recupere en la política, en las instituciones democrática y en la palabra de los dirigentes la confianza que está perdiendo.
No pueden ser obstáculos los debates internos de los partidos, mucho menos cuando desde los dos principales espacios nacionales, contribuyeron claramente a la derrota del Frente en Santa Fe. Y especialmente desde el actual oficialismo nacional, que hoy también gobierna Santa Fe, y por la que hablan sus políticas, no sus discursos.
Será un buen brindis para el final de este año espantoso, reclamar generosidad, amplitud, responsabilidad y sobre todo grandeza, especialmente a los dirigentes socialistas y radicales de Santa Fe.
Que los socialistas vuelvan sobre Binner, que los radicales a Alfonsín, y que comprendan la dimensión que se debe tener para tejer acuerdos, que no sólo se salden con protagonismos personales.
La situación es lo suficientemente grave, como para seguir desperdiciando el tiempo en asuntos que no harán historia.
Mejor es recuperarlos a Hermes Binner y a Alfonsín, leerlos, volver a escucharlos y poner en marcha con urgencia, un proceso que honre sus memorias, claro. Pero, sobre todo, que les devuelva a los santafesinos la ilusión de vivir en una sociedad mejor.
Coni compren alimentos inicien huertas compren todo aquello que les pueda ser útil y compartir cuiden dejen tarjetas el que pueda . Y saquen lo poquito que tienen en su caja de ahorro caerán todo no teman solo ocupense ya.
Ésto llegó para quedarse y la gente sigue dormida