(3 septiembre 1931 – 4 de Noviembre 2020 )
Qué dolor, Pepe. Que inmensa tristeza se derrama en la casa de mis viejos, en la Quinta de Rincón, en los empedrados de Buenos Aires, en el Teatro Colón, en los corazones de centenares de músicos que se rieron con vos en los ensayos, y te sufrieron con tu obsesión de arreglista, con tu riguroso violín.
Hoy se quebraron corazones en Berlín, en tu Veneto amado, en los músicos del Octeto de Caracas, y en los exiliados de la Sinfónica de Venezuela. Y lloverán los recuerdos de aquellas noches únicas en el Luna Park en conmemoración de los 40 años del estreno de Balada para un loco de Astor Piazzolla y su repertorio de tangos con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, cantaron Amelita Baltar y José Ángel Trelles y participó Horacio Ferrer. Y vos con la batuta, volando con los brazos…
Quedan vestigios de aquella noche única en la que tu amigo, el Maestro Daniel Barenboim , eligió trabajar con tus arreglos y con tu preparación de la Orquesta, transmitido en directo para Alemania y toda Europa, rindiendo otro homenaje a Astor. Que seguiste, con aquella nueva puesta bajo tu dirección de la mítica Maria de Buenos Aires…
¿ Donde pondrá nuestra amada Romana tu Konex , tu título de Académico de Honor de la Academia Nacional del Tango de la República Argentina, tus partituras originales de arreglos de Decarisimo, de Adiós Nonino y Fuga y Misterio, que tocaron en Sillicon Valley… Tus violines.
Pero sobre todas las cosas… Vamos a extrañar tus chistes constantes, tu mirada burlona, tus llamados por teléfono haciendote pasar por otro. Tus salsas a la putanesca, tus patas flacas saliendo de las mallas viejas que te negabas a cambiar…
No sé como decirte Chau, Pepe. Porque es dificil aceptar que te hayas ido.
Cuando pase el tiempo, y nos acostumbremos a tu ausencia, mi familia y yo nos vamos a reir mucho con tus anécdotas. Hoy, no podemos. Hoy todo es dolor.